CONTAMINACIÓN DEL SUELO
GENERALIDADES
Estamos acostumbrados a considerar
al suelo, que normalmente llamamos tierra, como algo muerto, donde podemos
colocar, acumular o tirar cualquier producto sólido o liquido que ya no nos es
de utilidad o que sabemos que es tóxico.
Cuando en el suelo depositamos de
forma voluntaria o accidental diversos productos como papel, vidrio, plástico,
materia orgánica, materia fecal, solventes, plaguicidas, residuos peligrosos o
sustancias radioactivas, etc., afectamos de manera directa las características
físicas, químicas de este, desencadenando con ello innumerables efectos sobre
seres vivos.
La contaminación del
suelo consiste en la introducción en el mismo de sustancias contaminantes, ya
sea el suelo, debido al uso de pesticidas para la agricultura; por riego con
agua contaminada; por el polvo de zonas urbanas y las carreteras; o por los
relaves mineros y desechos industriales derramados en su superficie,
depositados en estanques o enterrados.
Existen una serie de
productos químicos, como los abonos sintéticos, herbicidas e insecticidas, que
son sumamente útiles a la agricultura, pero que cuando se usan en forma
inadecuada (abuso) producen alteraciones en el suelo y bajan la producción.
En algunos casos, el problema aparece mucho después, cuando los contaminantes se difundieron hasta la superficie, a los ríos o a la napa freática o los mantos acuíferos.
En algunos casos, el problema aparece mucho después, cuando los contaminantes se difundieron hasta la superficie, a los ríos o a la napa freática o los mantos acuíferos.
CAUSAS DE LA CONTAMINACIÓN DEL SUELO
La contaminación del suelo
generalmente aparece al producirse una ruptura de tanques de almacenamiento
subterráneo, aplicación de pesticidas, filtraciones de rellenos sanitarios o de
acumulación directa de productos industriales, la cual produce una baja en el
medio ambiente ya que los suelos se hacen infértiles.
Un suelo se puede degradar al acumularse en él sustancias a unos niveles
tales que repercuten negativamente en el comportamiento de los suelos. Las
sustancias, a esos niveles de concentración, se vuelven tóxicas para los organismos
del suelo. Se trata pues de una degradación química que provoca la pérdida
parcial o total de la productividad del suelo.
Los productos químicos más comunes incluyen derivados del petróleo, solventes, pesticidas
y otros metales pesados. Este fenómeno está estrechamente relacionado con el
grado de industrialización e intensidad del uso de productos químicos.
AGENTES
CONTAMINANTES DEL SUELO
- Basura
no biodegradable arrojada al suelo o al agua.
- Lixiviados;
es decir sustancias tóxicas procedentes de la basura
descompuesta y filtradas al suelo mediante el agua de la lluvia. - Pesticidas(o
plaguicidas), o sea sustancias químicas empleadas para
eliminar plagas de los cultivos. - Fertilizantes;
son sustancias químicas usadas para
aumentar la
producción agrícola. - Sustancias
radiactivas, es decir sustancias que emiten radiaciones
nocivas para los seres vivos. - Actividad
minera producida en sectores determinados.
- Derrames
de petróleo en el suelo o el agua.
PRINCIPALES
PROCESOS DE CONTAMINACIÓN DEL SUELO
CONTAMINACIÓN POR ABONOS SINTÉTICOS:
(urea, nitratos, fosfatos, cloruros, etc.) deben ser usados con moderación y
cálculo, pues su abuso intoxica y mata la fauna (lombrices, insectos, ácaros) y
flora (hongos, bacterias) del suelo. Con el agua los abonos llegan a los ríos,
a los lagos y al mar, afectando a plantas y animales acuáticos. Por eso es
mejor usar abonos orgánicos como el guano de isla, humus, abonos verdes,
estiércol de animales, etc.
LOS
PESTICIDAS O PLAGUICIDAS:
Son compuestos químicos utilizados para controlar plagas (insectos, hongos,
bacterias, roedores, malezas, algas). Los más comunes son los insecticidas
(matan insectos), herbicidas (matan malezas), fungicidas (matan hongos),
roedoricidas (matan roedores), molusquicidas (matan caracoles y babosas) y
alguicidas (matan algas), entre otros.
El uso de pesticidas crea una serie de problemas
para el medio ambiente. Más del 98% de los insecticidas fumigados y del 95% de
los herbicidas llegan a un destino diferente del buscado, incluyendo especies vegetales
y animales, aire, agua, sedimentos de ríos, mares y alimentos. La deriva de
pesticidas ocurre cuando las partículas de pesticidas suspendidas en el aire
son llevadas por el viento a otras áreas, pudiendo llegar a contaminarlas. Los
pesticidas son una de las causas principales de la contaminación del agua y
ciertos pesticidas son contaminantes orgánicos persistentes que contribuyen a
la contaminación atmosférica.
Los pesticidas o plaguicidas se clasifican en:
Hidrocarburos
clorados: Son compuestos químicos sintéticos,
derivados de hidrocarburos (petróleo, gas), que tienen características tóxicas.
Una de dichas características es su gran persistencia o longevidad, es decir
que no se descomponen o lo hacen muy lentamente, permaneciendo mucho tiempo en
el ambiente. Entre ellos están: DDT, Aldrín, Dieldrín, Endrín, Heptacloro,
Hexaclorobenceno, Mirex y Clordano. Por su longevidad son muy dañinos y se concentran
en las cadenas alimentarias. Son compuestos químicos que contiene contienen
cloro en su estructura y tienen efecto residual.
El
DDT (Dicloro Difenil Tricloroetano):
Más exactamente 1,1,1-tricloro-2,2-bis(4-clorofenil)-etano, de fórmula
(ClC6H4)2CH(CCl3) es un compuesto
organoclorado principal de los insecticidas. Es incoloro y cristalino, es muy
soluble en las grasas y en disolventes orgánicos, y prácticamente insoluble en
agua.
En el best seller Primavera
Silenciosa, de 1962, Rachel Carson exponía todos los peligros ecológicos
derivados de la utilización del DDT, llegando a alegar incluso que acabarían
desapareciendo todos los pájaros del mundo si se seguía usando ese insecticida.
A raíz de ello, la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA)
prohibiría el DDT en 1972, lo cual desencadenaría un desabastecimiento en el
Tercer Mundo, agravado por el hecho de que numerosas ayudas se condicionaron y
se siguen condicionando a que esos países dejaran de usar el conocido
insecticida.
El DDT fue excluido de la lista de sustancias activas autorizadas para el
uso en productos de protección de plantas en 1969 bajo la Ley, en muchos
países, para protección de plantas contra plagas y pestes. Actualmente está
prohibida la producción, uso y comercialización de todos los productos de
protección de plantas que contengan DDT.
Aldrín y Dieldrín:
Son los nombres técnicos de dos compuestos estructuralmente similares que se
usaron como insecticidas. Ambos son sustancias químicas manufacturadas y no
están naturalmente en el ambiente.
El aldrín y el dieldrín se evaporan lentamente al aire. El aldrín se
evapora más rápidamente que el dieldrín. Ambos compuestos huelen levemente a
sustancia química.
Se puede encontrar Aldrín y Dieldrín en el suelo, el agua o en viviendas
donde se usaron estos compuestos para matar termitas. También puede encontrar
Aldrín y Dieldrín en plantas y en animales que se encuentran cerca de sitios de
desechos peligrosos. En el año 2000, tanto el
Aldrín como el Dieldrín no se
producen o se usan. Desde los años de 1950 hasta 1970, el Aldrín y Dieldrín se usaron extensamente como
insecticidas en cosechas tales como maíz y algodón.
Sien embargo el Departamento de Agricultura de EE.UU. canceló todos los
usos del aldrín y el dieldrín en 1970. Dos años más tarde la EPA aprobó el uso
de Aldrín y de Dieldrín para matar termitas. Su uso para controlar termitas
continuó hasta el año de 1987, en donde
el fabricante canceló voluntariamente el registro del uso para controlar
termitas debido a sus efectos.
En este resumen, las dos sustancias químicas se tratan juntas porque el
Aldrín se transforma en Dieldrín cuando entra al ambiente o a su cuerpo. El
Aldrin no es tóxico a los insectos, hasta que lo oxidan los insectos a la forma
Dieldrin que es el compuesto activo.
Heptacloro: Su Nombre
químico: 1,4,5,6,7,8,8-heptacloro-3a,4,7,7a-tetrahidro-4,7-metanoindano; es un plaguicida prohibido, bajo todas sus
formulaciones, por el Convenio de Rótterdam, por ser dañino para la salud
humana y el medio ambiente.
El Heptacloro fue excluido de la lista de sustancias
activas autorizadas para el uso en productos de protección de plantas a partir
del 1991 en muchos países signatarios del Convenio, para su uso como plaguicida
para la protección de plantas contra plagas y pestes. Está prohibida la
producción, uso y comercialización de todos los productos de protección de
plantas que contengan heptacloro. Por sus peligros y riesgos conocidos a la
salud humana el heptacloro es altamente tóxico para los humanos y causa
hiperexcitación del sistema nervioso central y daños al hígado.
Estudios retrospectivos en trabajadores y rociadores
de heptacloro han demostrado significantes incrementos de muertes por
enfermedades cerebro vascular. Se ha encontrado que el heptacloro tiene efectos
significativos en la progesterona y en los niveles de estrógeno en ratas de
laboratorio. Otros estudios animales muestran alteración del sistema nervioso y
daños al hígado. De preocupación particular es su demostrada respuesta
carcinogénica en roedores de laboratorio y su potencial impacto para la salud
humana por la difundida contaminación medioambiental en la cadena alimentaria.
Organofosforados:
Son compuestos químicos muy variados, con efecto primario y rápido sobre el
sistema nervioso. Son de vida muy corta, por lo que no tienen efecto residual. Los organofosforados son un grupo de
químicos usados como plaguicidas artificiales aplicados para controlar las
poblaciones plagas de insectos. La segunda guerra mundial trajo
aparejada una gran revolución de la industria química. En dicho marco
aparecieron los organofosforados como desarrollo exclusivamente militar (gases
neurotóxicos) y luego de la guerra, con un amplio uso agrícola.
Así aparecieron en los 50's el paratión y el malatión,
organofosforados que se consolidaron como insecticidas principalmente agrícolas
y su uso se incrementó enormemente con la prohibición del uso de los organoclorados.
El
Hexaclorobenceno: Se usó extensamente como pesticida
hasta 1965 para
proteger contra hongos, semillas de cebollas y sorgo, trigo y
otros granos. También se usó en la manufactura de fuegos artificiales, municiones y
goma sintética.
En la actualidad, el hexaclorobenceno no tiene uso
comercial en los EE.UU. El hexaclorobenceno es un sólido
blanco cristalino que no ocurre en forma natural en el medio ambiente.
Se forma como producto secundario durante la manufactura de otras
sustancias químicas. Pequeñas cantidades pueden también producirse durante
la incineración de basura municipal
CONTAMINACIÓN DEL SUELO POR ACCIÓN MINERA.
Uno de los efectos más indeseados de la actividad industrial y minera
es la contaminación del suelo. Pero ¿En qué consiste? ¿Cuáles son los
contaminantes que pueden afectar al suelo, y qué efectos tienen sobre sus
propiedades físicas y químicas?
La presencia de
contaminantes en un suelo supone la existencia de potenciales efectos nocivos
para el hombre, la fauna en general y la vegetación. Estos efectos tóxicos
dependerán de las características toxicológicas de cada contaminante y de la
concentración del mismo.
CONTAMINANTES EN EL SUELO
El suelo es, por principio,
el sitio donde van a parar gran parte de los desechos sólidos y líquidos de
cualquier actividad humana. Indiquemos no obstante, que los suelos son también
el receptáculo de los deshechos no deseables de origen geológico, por ejemplo,
de las aguas ácidas con metales pesados provenientes de mineralizaciones
sulfuradas aflorantes.
Todo lo que no es de
utilidad en los procesos industriales, mineros, urbanos, agrícolas, etc., se
acumula en el suelo, en general sin mayores precauciones. Con ello, las
escombreras mineras, los productos producidos en una fábrica, muchos desechos
líquidos, se han venido depositando sobre los suelos sin control alguno a lo
largo del tiempo.
En definitiva, las
actividades industriales y mineras por un lado, y las agrícolas por otro, han
dado origen al problema de que muchos productos de origen humano, o formados
gracias a las actividades humanas, han ido a parar a los suelos, generando a su
vez otros
problemas: la contaminación
de aguas subterráneas, la bajada de productividad agrícola, la contaminación de
cultivos, y el envenenamiento de ganado, afectando de forma directa, y en mayor
o menor grado en casa caso, a la economía y a la salud humanas.
Buena
parte de ellos se pueden considerar, de forma más o menos clara, relacionados
con la actividad minera: los metales pesados (aunque una buena parte proceden
de procesos de combustión: plomo en las antiguas gasolinas), las cenizas de
carbón, los hidrocarburos (procedentes de procesos de transporte), las emisiones
de gases derivados de la combustión de carbón. Incluso un mecanismo “geológico” es un excelente indicador de los procesos
de contaminación atmosférica: el mal de la piedra, que afecta de forma cada vez
más evidente a los monumentos, sobre todo a los situados en la atmósfera
urbana, fuertemente agresiva. Venecia es una de las ciudades más afectadas por
este proceso. Las esculturas y frisos de mármol son particularmente sensibles
al ataque químico en medio ácido, a través de la disolución de carbonato cálcico,
principal constituyente del mármol:
CaCO3 + H+
-> Ca2+ + HCO3-.
A pesar del impacto directo
de los contaminantes sobre el suelo, el interés social sobre la protección y aún más, sobre la recuperación de éste ha sido muy posterior al manifestado
por el aire y el agua, probablemente porque los efectos de esta contaminación
no son tan evidentes, sino que se ponen de manifiesto a más largo plazo.
En la actualidad, la
legislación medioambiental en los países desarrollados pone especial énfasis en
la multifuncionalidad del sistema suelo-agua, considerando como sus principales
funciones las relativas a: medio y soporte de transporte, filtro de agua,
crecimiento vegetal y medio participativo en los ciclos bioquímicos. Las
medidas de protección del suelo están orientadas a la prevención de la
contaminación local fomentando las medidas de aislamiento y control, así como
la reglamentación de emisiones aceptables para contaminación difusa que
aseguren el cumplimiento de las funciones del suelo.
CONTAMINANTES DE ORIGEN MINERO
La minería en su conjunto
produce toda una serie de contaminantes gaseosos, líquidos y sólidos, que de
una forma u otra van a parar al suelo. Esto sucede ya sea por depósito a partir
de la atmósfera como partículas sedimentadas o traídas por las aguas de lluvia,
por el vertido directo de los productos líquidos de la actividad minera y
metalúrgica, o por la infiltración de productos de lixiviación del entorno
minero: aguas provenientes de minas a cielo abierto, escombreras (mineral
dumps), etc., o por la disposición de elementos mineros sobre el suelo:
escombreras, talleres de la mina u otras edificaciones más o menos
contaminantes en cada caso.
La presencia de gases
contaminantes de origen minero en la atmósfera constituye sin duda un problema
menor frente a los de origen industrial o urbano. Esto es debido a que sus
volúmenes, comparados con los emitidos por otro tipo de actividades, suelen ser
limitados.
Las excepciones son las
relacionadas con la actividad metalúrgica (sobre todo de sulfuros) o de
procesos de combustión directa de carbón. En estos casos, las emisiones gaseosas suelen
ser ricas en SO2- SO3, lo que implica, la formación de la denominada
“lluvia ácida”, cargada en ácidos fuertes como el sulfúrico o el sulfuroso; (pasos secuenciales):
SO2 (g) + H2O (l)
<=> SO2 (l)
SO2 (l) + 2H2O (l)
<=> H3O+ + HSO3-
HSO3- + H2O (l)
<=> H3O+ + SO32-
Al llegar estos ácidos al
suelo producen efectos devastadores sobre la vegetación, infiltrándose en el
suelo. Cabe destacar también la acción sobre las aguas continentales (lagos),
que puede ocasionar la muerte de peces y otros habitantes de esos ecosistemas.
La lluvia ácida puede
producir efectos más o menos importantes en función de la alcalinidad del
suelo: cuando el suelo contiene abundantes carbonatos tiene una alta capacidad
de neutralizar estos efectos, mediante la formación de sulfato cálcico y
liberación de CO2. A su vez, el CO2 liberado en el
proceso puede combinarse con el agua del suelo produciendo ácido carbónico y
bicarbonatos, que en todo caso son menos fuertes que los ácidos derivados del
azufre. Así pues, en ausencia de agentes neutralizadores (carbonatos) la lluvia
ácida acaba produciendo una acidificación del suelo, que degrada y oxida la
materia orgánica que contiene, reduciendo considerablemente su productividad
agronómica y forestal. Además, puede producir tanto la movilización de algunos
componentes a través de la formación de sales
solubles, como la
inmovilización agronómica de otros, que pueden pasar a formar compuestos
insolubles, no biodisponibles.
La disposición de elementos
mineros sólidos sobre el suelo puede tener sobre éste efectos variados:
·
La de
escombreras (mineral dumps) puede inducir la infiltración de aguas de
lixiviación, más o menos contaminadas en función de la naturaleza de la mena
presente en la escombrera en cuestión. De esta manera, es más fácil introducir
en las aguas Zn2+, Cu2+, Fe3+, Fe2+
que Pb2+. También produce un
importante efecto de apelmazado del suelo, relacionado con el peso de los
materiales acumulados, que cambia completamente el comportamiento mecánico de
éste incluso después de retirada la escombrera. Otro efecto es el de
recubrimiento, que evita la formación y acumulación de la materia orgánica, y
el intercambio de gases con la atmósfera.
·
La de los
procesos derivados de la lixiviación en pila (heap leaching), comúnmente
utilizados para la extracción metalúrgica de uranio, cobre y oro. La mena
triturada es dispuesta en agrupamientos rectangulares de unos metros de altura
sobre bases impermeables. En el caso del uranio y del cobre las pilas se riegan
mediante aspersores con una solución de ácido sulfúrico (en el caso del cobre,
se pueden introducir también bacterias de tipo T. ferrooxidans).
En cuanto al oro, su lixiviación se basa en la utilización de compuestos
cianurados (normalmente cianuro de sodio). La pila también se riega con
aspersores, y el proceso químico es del tipo:
2 Au + 4 CN- + 02
+ 2 H2O -> 2 Au[(CN)2]2- + 2 OH-
+ H2O2
·
La de talleres
de mina es una de las que tienen un mayor potencial contaminante, derivado de
la presencia de hidrocarburos en grandes cantidades: depósitos de combustibles,
aceites pesados lubricantes, etc., cuyo vertido accidental suele ser bastante
común, y tienen una gran facilidad de flujo y de infiltración en el suelo.
·
Otros
edificios mineros (lavaderos, polvorines, oficinas, etc.) pueden producir
efectos más o menos importantes, en función de factores diversos: existencia de
instalaciones anexas, empleo de reactivos más o menos tóxicos, condiciones de
almacenamiento de éstos, etc.
En definitiva, la minería
puede producir sobre el suelo alteraciones más o menos importantes de carácter
físico, físico-químico y químico, que en general ocasionan su infertilidad, o
en el peor de los casos, mantienen su fertilidad pero permiten el paso de los
contaminantes a la cadena alimenticia, a través del agua, o de la incorporación
de los contaminantes a los tejidos de animales o vegetales comestibles.
VULNERABILIDAD DEL SUELO ANTE LOS CONTAMINANTES QUÍMICOS
Uno de los principales
problemas que puede producir la minería es la adición al suelo de una fase
líquida. Esta habitualmente presenta una composición muy diferente a la que
habitualmente se infiltra en el mismo en ausencia de actividades mineras (agua
de lluvia). Las interacciones resultantes pueden ser muy variadas en función de
la composición química del fluido, la mineralogía del suelo, y el factor
climático (temperaturas medias, abundancia y frecuencia de lluvias).
Los efectos en el suelo en
relación con la presencia de contaminantes pueden ser variados, e incluso
variar con el tiempo o con las condiciones climáticas. En unos casos los
contaminantes se acumulan en formas lábiles, de alta solubilidad, de forma que
están disponibles para que los animales y vegetales que viven sobre el mismo
puedan captarlos, y sufrir sus efectos tóxicos.
En relación con ello,
tenemos que definir el concepto de Carga Crítica de un suelo, como la cantidad
máxima de un determinado componente que puede ser incorporado a un suelo sin
que se produzcan efectos nocivos.
Esto nos lleva a otros
conceptos importantes en lo relativo a la presencia de contaminantes en el
suelo: los de geodisponibilidad y biodisponibilidad.
La geodisponibilidad: Corresponden
a ser la consecuencia directa de la actividad minera: al llevar a cabo la
explotación minera de un yacimiento, se ponen a disposición del medio geológico
unos elementos que antes no lo estaban, o lo estaban de forma mucho más
limitada. Cabe destacar, no obstante, que muchos yacimientos minerales,
particularmente los de menas sulfuradas, son en sí fuentes naturales de
contaminación ambiental. Esto depende en gran medida de si son o no aflorantes,
de su profundidad (en especial, si se localizan por encima o por debajo del
nivel freático), composición mineralógica, etc.
La biodisponibilidad: Por su
parte, sería “el grado por el cual un contaminante en una fuente potencial,
está disponible para ser tomado por un organismo”. Por ejemplo, muchas plantas
tienen la capacidad de absorber determinadas concentraciones de elementos
pesados, siempre que se encuentren en el suelo en formas solubles, o asociados
a nutrientes básicos.
En definitiva, la minería
pone a disposición del medio ambiente una serie de sustancias potencialmente
tóxicas, pero que por lo general han de sufrir una serie de transformaciones
físicas, químicas y biológicas para que puedan entrar en la biosfera.
Los procesos concretos que
controlan las transformaciones son los siguientes:
Los
compuestos que constituyen la contaminación pueden formar compuestos insolubles
al ser depositados en el suelo. La naturaleza de tales compuestos insolubles
dependerá de la composición del suelo, de la composición del contaminante, y
otra parte, de las condiciones físico-químicas bajo las que se produce el
fenómeno. Algunos ejemplos: el cadmio soluble precipita en forma de CdCO3
en presencia de carbonatos en el suelo.
Este tipo de reacciones de
precipitación/disolución están sujetas a limitaciones cinéticas: la formación
de una fase sólida puede ser una reacción rápida una vez que todos los
componentes que forman la fase sólida se encuentran presentes. El precipitado
así formado es generalmente una fase mineral de muy baja cristalinidad, muy
lábil frente a cualquier cambio en las condiciones que permiten su formación.
Con el paso del tiempo, esta fase va adquiriendo una mayor cristalinidad y estabilidad
físico-química.
El proceso de adsorción
puede definirse como la interacción de una fase líquida con una sólida, y
comprende en el detalle tres mecanismos: adsorción, precipitación superficial y
absorción.
La adsorción: Consiste
en la acumulación de una especie del líquido (adsorbato) sobre la superficie de
una fase sólida (adsorbente). Es un proceso complejo, en el que se establecen
fuerzas de asociación entre ambos componentes de muy diverso tipo.
La precipitación superficial: Consiste en la formación de un precipitado cristalino sobre el sólido, que
puede tener su misma u otra composición. La absorción implica la incorporación de la o las fases dentro del sólido, de forma más
o menos uniforme en la estructura cristalina.
El desarrollo de estos
fenómenos en su conjunto depende de las características del adsorbato y del sorbente en varios
aspectos: naturaleza de la fase líquida, de la especie o especies implicadas,
de las condiciones físico-químicas del entorno, pero sobre todo, depende de la
mineralogía del suelo, puesto que cada una de las fases minerales presentes en
éste presenta características propias frente a este fenómeno.
Términos Ambientales
Primavera
Silenciosa
(Silent Spring): Es
un libro de Rachel Carson publicado en 1962 que advertía de los efectos
perjudiciales de los pesticidas en el medio ambiente y culpaba a la industria
química de la creciente contaminación. Muchos científicos lo calificaron de
fantasioso, pero para muchas personas se trata del primer libro divulgativo
sobre impacto ambiental y se ha convertido en un clásico de la concienciación
ecológica.
Tricloroacetaldehido,
o cloral: Es un compuesto
orgánico de fórmula CCl3CHO que se usa como base para numerosos
pesticidas como el DDT (diclorodifeniltricloroetano).
Convenio de
Róterdam: El Convenio de Róterdam
sobre el procedimiento de consentimiento fundamentado previo aplicable a
ciertos plaguicidas y productos químicos peligrosos objeto de comercio internacional entró en vigor el 24 de febrero de 2004. La primera reunión
de la Conferencia de las Partes del Convenio de Róterdam
tuvo lugar del 20 al 24 de Septiembre de 2004 en Ginebra y la
segunda del 27 al 30 de septiembre de 2005 en Roma. El Convenio representa un paso importante para garantizar
la protección de la población y el medio ambiente de todos los países de los
posibles peligros que entraña el comercio de plaguicidas y productos químicos
altamente peligrosos. Contribuirá a salvar vidas y proteger el medio ambiente
de los efectos adversos de los plaguicidas tóxicos y otros productos químicos.
Establecerá una primera línea de defensa contra las tragedias futuras
impidiendo la importación no deseada de productos químicos peligrosos, en
particular, en los países en desarrollo. Al dar a todos los países la capacidad de protegerse
contra los riesgos de las sustancias tóxicas, habrá puesto a todos en pie de
igualdad y elevado las normas mundiales de protección de la salud humana y el
medio ambiente.
El
Clorobenceno: De fórmula C6H5Cl,
se obtiene por oxicoración del benceno con mezclas
de HCl-aire a presión normal y a unos 240 °C.
El catalizador aumenta la electrofilicidad del cloro. Como el cloro es
electronegativo, C6H5Cl presenta una menor
susceptibilidad al ataque de otros electrofílicos. Por esta razón, el proceso
de clorado produce sólo pequeñas cantidades de dicloro y triclorobenceno.
Tricloroacetaldehido: El Cloral (tricloroacetaldehido) se obtiene haciendo burbujear cloro en etanol en medio acuoso. En esta reacción se produce la deshidrogenación del alcohol seguida de la formación de distintos intermedios clorados, hasta llegar al hidrato de cloral:
Tricloroacetaldehido: El Cloral (tricloroacetaldehido) se obtiene haciendo burbujear cloro en etanol en medio acuoso. En esta reacción se produce la deshidrogenación del alcohol seguida de la formación de distintos intermedios clorados, hasta llegar al hidrato de cloral:
H3C-CH2OH
+ 4 Cl2 + H2O = Cl3C-CH (OH)2 +
5HCl
La estabilidad de este compuesto (Hidrato de cloral) se debe al efecto
inductivo del grupo triclorometilo. A partir del hidrato de cloral se obtiene
el Cloral por destilación con ácido sulfúrico concentrado en relación 1:1. El cloral es un líquido
de olor picante, punto de ebullición (98 °C).
Mena (minería):
Es un mineral del que se puede extraer un elemento, un metal generalmente, por
contenerlo en cantidad suficiente para ser aprovechado. Así, se dice que un
mineral es mena de un metal cuando mediante minería es posible extraer ese
mineral de un yacimiento y luego mediante metalurgia obtener el metal de ese
mineral.
Argentita: Ag2S
para la obtención de plata, Barita: BaSO4, Bauxita:Al2O3
para la obtención de aluminio, Blenda (o
esfalerita): ZnS para la obtención de zinc, Bornita: Cu5FeS4,
Casiterita: SnO2
para la obtención de estaño, Calcosita: Cu2S para la obtención de cobre, Cinabrio: HgS para
la obtención de mercurio Cuprita: Cu2O para
la obtención de cobre, Galena: PbS para
la obtención de plomo, Oro: Au.
Lixiviacion
(mineria): Se denomina lixiviación, al lavado de
una sustancia pulverizada para extraer las partes solubles. Se denomina también
a una de las formas de obtener oro, para ellos se usa la lixiviación con
cianuro a la mena de oro para purificarlo. Esto produce una gran contaminación
donde se hace el procedimiento por el envenenamiento producido por los
componentes del cianuro y la gran cantidad de agua que se utiliza. El
procedimiento de lavado (lixiviación) se hace en piletones gigantes, hasta del
tamaño de varios estadios olímpicos, y por desgracia, posteriormente estos
residuos pasarán a las capas freáticas de agua que generalmente se ubican en
las altas montañas, que es donde están las minas de oro. Una linda palabra,
para tan triste explotación mineral.
Lixiviación
en pilas (heap - leaching): La lixiviación es un proceso
hidrometalúrgico que permite obtener el cobre de los minerales oxidados que lo
contienen, aplicando una disolución de ácido sulfúrico y agua. Este proceso se
basa en que los minerales oxidados son sensibles al ataque de soluciones
ácidas. Chancado: el material extraído de la mina (generalmente a rajo
abierto), que contiene minerales oxidados de cobre, es fragmentado mediante
chancado primario y secundario (eventualmente terciario), con el objeto de obtener
un material mineralizado de un tamaño máximo de 1,5 a ¾ pulgadas. Este tamaño
es suficiente para dejar expuestos los minerales oxidados de cobre a la
infiltración de la solución ácida. Formación de la pila: el material chancado
es llevado mediante correas transportadoras hacia el lugar donde se formará la
pila. En este trayecto el material es sometido a una primera irrigación con una
solución de agua y ácido sulfúrico, conocido como proceso de curado, de manera
de iniciar ya en el camino el proceso de sulfatación del cobre contenido en los
minerales oxidados. En su destino, el mineral es descargado mediante un equipo
esparcidor gigantesco, que lo va depositando ordenadamente formando un
terraplén continuo de 6 a 8 m de altura: la pila de lixiviación. Sobre esta
pila se instala un sistema de riego por goteo y aspersores que van cubriendo
toda el área expuesta. Bajo las pilas de material a lixiviar se instala
previamente una membrana impermeable sobre la cual se dispone un sistema de
drenes (tuberías ranuradas) que permiten recoger las soluciones que se
infiltran a través del material. Sistema de riego: a través del sistema de
riego por goteo y de los aspersores, se vierte lentamente una solución ácida de
agua con ácido sulfúrico en la superficie de las pilas. Esta solución se
infiltra en la pila hasta su base, actuando rápidamente. La solución disuelve
el cobre contenido en los minerales oxidados, formando una solución de sulfato
de cobre, la que es recogida por el sistema de drenaje, y llevada fuera del sector
de las pilas en canaletas impermeabilizadas.
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